La ventilación se ha convertido en aliada para protegernos de la COVID-19. Conseguir una buena calidad de aire dentro de un edificio siempre ha sido importante, pero ahora es una prioridad.

Los edificios son vistos para muchos como villanos. Se debe a que, sin las medidas de seguridad adecuadas, pueden convertirse en focos de contagio. Con la vuelta a los colegios y a la rutina, se debe poner énfasis en el control de aforo, la distancia social o en la higiene, pero también en acondicionar los edificios a la nueva normalidad.

Una de las medidas para reducir el riesgo es mejorar los sistemas de climatización y ventilación de las infraestructuras. Esto no solo es aplicable a los lugares con un tránsito de personas no convivientes, también es importante que se haga en los propios hogares.

El Gobierno de España ha creado una guía de recomendaciones en materia de ventilación para la prevención de la propagación del virus. Este documento cuenta con la colaboración de diferentes instituciones como:

  • Subdirección General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral
  • Subdirección General de Eficiencia Energética
  • IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía)

Recomendaciones para una buena ventilación

Los edificios son los lugares donde pasamos más tiempo. Y aunque la pandemia ha hecho que las horas de ocio se disfruten en espacios abiertos, lo cierto es que siguen siendo los protagonistas de las ciudades. Más ahora, con el regreso a los colegios y a las universidades.

Por ello, debemos procurar que sean seguros para todos y, no hay mejor manera de conseguirlo que con una buena ventilación. Y es que se ha demostrado que el riesgo de contagio por vía aérea en el interior de los edificios es más elevado cuando existe poca ventilación.

Hay que hacer los deberes y poner en práctica todas las medidas para que esto no ocurra.

  • Renovación del aire. Para conseguir una buena calidad de aire, es recomendable un mínimo de 12,5 l/segundo por ocupante.Esto se puede conseguir gracias a unidades de tratamiento específicas de aire exterior. Además, es aconsejable no apagar por las noches y fines de semana la ventilación, aunque sí reducir su velocidad.
  • Eliminar la recirculación del aire. Es preferible apagar los sistemas que recirculan el aire y optar por una ventilación 100% con aire exterior. Aunque es más incómodo, hay que dar prioridad a evitar contagios.
  • Aumentar la ventilación natural. Si el edificio no dispone de una tecnología de climatización adecuada, lo mejor es optar por el método tradicional, la apertura de ventanas de manera regular. De nuevo, puede alterar el confort de la estancia, pero es una práctica sencilla para mejorar la calidad del aire.
  • Temperatura y humedad bajo control. En el caso de la temperatura del edificio, ha quedado demostrado que no afecta a la propagación del virus, por lo que es aconsejable mantener la temperatura habitual. Por el contrario, con la humedad sí que hay diferentes opiniones. Se aconseja establecer una humedad relativa entre el 30% y el 70%.
  • Sistemas de filtración y purificación centralizados. Se deben mejorar los sistemas de filtración tanto como sea técnicamente posible.
  • Revisión general de la climatización y mantenimiento. Si los edificios han estado cerrados, es necesario hacer una revisión general del sistema de climatización antes de que se vuelva a abrir. Es muy importante limpiar y revisar las rejillas, difusores, filtros y baterías. Asimismo, es necesario que se lleven a cabo las labores de mantenimiento de los sistemas, incluso si es posible, que se intensifiquen.
  • Desinfección en caso de positivo de COVID19. Si una persona se contagia, recomiendan, desde el Gobierno, que el espacio se ventile durante cuatro horas. Más allá de la limpieza del lugar, también se deberán desinfectar las rejillas de aire, la extracción, los filtros y la unidad interior, si existe.

La ventilación rebaja el CO2 en los edificios

La pandemia ha puesto de relieve la importancia de los edificios. No sólo porque las casas han sido las protagonistas de nuestras vidas durante los meses de confinamiento, sino porque ahora se encuentran en la mesa de debate.

La Unión Europea ha elaborado el Plan de Recuperación Verde con el que busca impulsar la economía tras la actual crisis. Entre los objetivos, se ha marcado la reconversión de los edificios. El objetivo es hacerlos más eficientes y sostenibles.

España también se ha sumado a los objetivos europeos y persigue:

  • La mejora energética de 1,2 millones de viviendas.
  • La sustitución de 3,5 millones de sistemas de calefacción y aire acondicionado.

Según ‘Rehabilitar el Futuro’, el 80% de los edificios en España es ineficiente y es responsable del 40% del consumo de energía y de un tercio de las emisiones de CO2. Pero más allá del problema de la eficiencia, esta reconversión también servirá para que muchos de estos edificios dejen de estar enfermos.

Y es que, según la OMS, los ciudadanos pasan entre el 80% y el 90% de su tiempo en espacios cerrados, cuyo ambiente está contaminado. Esto puede ocasionar graves problemas para la salud. Es más, tal y como indica la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA), en los países desarrollados los niveles de contaminación en ambientes cerrados pueden llegar a ser de 10 a 100 veces más elevados que en el exterior. ¡Todo un problema!

Dada la falta de circulación del aire en los espacios cerrados, la deficiente ventilación de las habitaciones, la elevada ocupación o el dióxido de carbono que se produce al respirar, hace que los niveles de CO2 en los edificios se acumule muy rápido. Y ¿cuáles son las consecuencias de una alta concentración de CO2?

  • Sueño. Sí, aunque parezca una broma, los altos niveles de CO2 en espacios como salas de conferencias puede provocar que nos quedemos dormidos. Si encadenas una y otra reunión en la misma sala, ya sabes que no se debe a tu compañero, sino a que esa sala necesita un buen sistema de ventilación.
  • Problemas de salud. En concentraciones altas, cercanas a la 30.000 ppm, puede causar dolores de cabeza, mareos y problemas respiratorios.
  • Ansiedad.  Al respirar niveles altos de CO2, se reduce la cantidad de oxígeno que llega a nuestros cerebros, lo que nos puede generar ansiedad o fatiga.

Ante esta situación, ¿qué se puede hacer para mejorar la calidad del aire?

Siemens facilita la calidad del aire en edificios

La clave está en invertir en tecnología. Siemens cuenta con un área de negocio especializada en crear lugares perfectos: Smart Infraestructure.

La compañía dispone de soluciones que permiten detectar de manera inteligente el nivel de ocupación de la habitación, y según esta, controlar la cantidad de oxígeno correcta para la estancia. Es lo que se denomina ventilación controlada según la demanda.

El control de la ventilación se obtiene en función de la cantidad de CO2 que hay en la estancia. Permite ahorrar energía, sobre todo en aquellos edificios donde la ocupación varía a lo largo del día y la semana, como colegios, cines, centros comerciales, tiendas u oficinas.

Asimismo, más allá del ahorro energético, la ventilación controlada por demanda aporta diferentes ventajas como:

  • Un ahorro de costes a través del ahorro de energía
  • Un mayor confort y un ambiente más saludable
  • Y una calidad del aire adecuada

No obstante, la tecnología de Siemens da un paso más. Y es que permite controlar desde una misma plataforma y en tiempo real no solo la ventilación de una estancia, sino todas las disciplinas que dan vida a un inmueble.

  • Iluminación
  • Temperatura
  • Sombreado
  • Calidad de aire

La tecnología nos permite volver a confiar en los edificios. Gracias a ella, podremos respirar más tranquilos.