El Edificio LUCIA, acrónimo de Lanzadera Universitaria de Centros de Investigación Aplicada, nació como una propuesta de la Universidad de Valladolid, en colaboración con el Colegio de Arquitectos de Castilla y León, para animar a los estudiantes a crear un proyecto de diseño sostenible. El objeto del concurso era seleccionar la propuesta arquitectónica y de funcionalidad más adecuada para construir un edificio que posibilitase varios usos simultáneamente, con una distribución que pudiera adaptarse a una demanda de usos cambiante y que fuese singular en cuanto a su diseño interior y exterior.
El diseño arquitectónico del edificio Lucía, realizado por el equipo de la Unidad Técnica de la Universidad de Valladolid y dirigido por el arquitecto Francisco Valbuena, presenta una estructura eficiente que albergará laboratorios y otros espacios de investigación relacionados con la nutrición, la dietética y la alimentación. Lo destacado del proyecto es la importancia del sistema de trigeneración con biomasa que incorporará el edificio y que permitirá abastecer al resto de construcciones del Campus Miguel Delibes.

La biomasa, como recurso renovable, reduce la dependencia energética a la vez que favorece el desarrollo local al generar puestos de trabajo en la zona; disminuye las emisiones de CO2; y valoriza entre otros, los residuos forestales. El proceso fundamental es la producción de la energía eléctrica necesaria mediante la cogeneración con biomasa, que podría resumirse como la producción simultánea de calor y electricidad partiendo de una fuente primaria de energía que en este caso es del tipo astilla de madera con hasta un 30% de humedad o equivalentes.

Para establecer las cualidades sostenibles del edificio, se le ha evaluado por el método LEED (Leadership in Energy and Enviromental Desing), con el objetivo de conseguir la Certificación LEED-NC PLATINO, la categoría más alta, que ya se apunta en la fase de proyecto.  Las claves para conseguirlo se basan primero en el ahorro energético, que se ha logrado mediante:

  • Reducción del consumo de calefacción y refrigeración incorporando sistemas propios del diseño bioclimático, con renovación de aire y enfriamiento por ventilación natural; con apoyo de energía geotérmica; con un gran aislamiento térmico; con carpinterías de alto aislamiento y vidrio doble, etc.
  • Reducción del consumo de electricidad, primando la iluminación natural tanto directa como difusa, utilizando bombillas de bajo consumo con control y regulación de intensidad y presencia, incorporando equipamientos eficientes, etc.
  • Ahorro del agua mediante la recogida y reutilización de las aguas pluviales, con redes separativas de aguas grises o de laboratorios que permiten su tratamiento previo al vertido, con aparatos sanitarios con grifería electrónica con reducción de caudal, con el uso de vegetación autóctona que no precisa riego mecánico, etc.
  • Utilización de materiales de bajo impacto medioambiental, reciclados o elementos constructivos reutilizados.

Gracias a estas medidas, en relación con un edificio estándar de similares características, el ahorro del gasto en energía (gas y electricidad principalmente) es superior al 60%, a lo que se añadiría la energía cedida a los edificios anejos que supondría un ahorro en su consumo energético próximo al 30%.

También se introducen soluciones singulares de integración arquitectónica de energía solar fotovoltaica en diseño, cálculo y construcción adecuados y controlados, que favorecen el objetivo de emisión neutra de CO2. Con todo ello, el edificio servirá de referencia a nivel internacional en la explotación de la biomasa, la incorporación de criterios bioclimáticos o el empleo de nuevas tecnologías.