Los jardines verticales surgen como un nuevo concepto para aunar las viviendas en un entorno natural sin salir de la ciudad. Algunos países como Alemania o Francia han valorado muy positivamente el diseño y creación de jardines verticales ya que, no sólo otorgan un valor estético, sino que añaden multitud de ventajas ambientales.

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Hasta ahora, el concepto de Jardín Vertical se reducía a instaurar plantas y líquenes alrededor de la fachada de los edificios. Sin embargo, un proyecto japonés fue más allá y creó un concepto de estructura en la que no había limitación mural y la naturaleza rodeaba las habitaciones. Cuando este modelo arquitectónico surgió en 2006, era difícil visualizar si este tipo de casa realmente podría echar raíces en Tokio.
Ryue Nishizawa es un aclamado arquitecto japonés, fundador del estudio SANAA, profesor adjunto en Harvard Design School y ganador del Premio Pritzker de Arquitectura en 2010. En todos sus proyectos, resalta el color blanco y la estética minimalista que aumenta la luminosidad. Nishizawa, además, está detrás del paisajismo de todas sus obras para lograr continuidad entre los espacios interiores y exteriores. Para él, diseñar y construir es relacionarse con la ciudad por eso es tan importante tener espacios abiertos, verdes y luminosos.
‘Garden & House’ es uno de sus proyectos más llamativos. La vivienda de cuatro plantas se ubica en un pequeño solar urbano de Tokio y responde al deseo de los clientes de vivir en el centro de la ciudad, cerca de los lugares donde realizan sus negocios en el mundo de la escritura y la publicación, mientras disfrutan de entornos verdes. Encajado entre dos altos edificios e invisible desde la calle principal, el estrecho edificio mantiene su confidencialidad mediante una gran variedad de plantas que funcionan de pantalla ante la mirada de los transeúntes.
Su estructura de cuatro pisos carece de muchas cosas que la mayoría de las personas requieren en un hogar:

  •  No tiene una fachada exterior, lo que es probable que cause que los transeúntes lo confundan con un jardín vertical en lugar de una residencia privada.
  •  No hay paredes interiores que dividan la superficie en habitaciones. El arquitecto optó en cambio ventanas que van del suelo al techo. Las cortinas y las macetas forman la separación entre el interior y los elementos situados en el exterior.

La sensación de vivir en un jardín colgante se pone de manifiesto en la delgada capa de tierra situada en el piso superior y en la continua transición entre el interior y el exterior que recuerda vivir en la Casa Moriyama.
Sin embargo, aquí, para pasar de un ‘momento’ a otro, es necesario utilizar las escaleras, que se sitúan en toda la altura del edificio atravesando los agujeros limpios, precisos e inacabados en las losas de hormigón. Las escaleras de acero, pintadas de blanco, se distinguen del resto de la estructura, recordando el esfuerzo necesario para pasar de uno a otro nivel.
Un ejemplo más de aprovechamiento del espacio urbano pero dejando que la naturaleza inunde todos sus rincones, creando un entorno verde y sostenible.