Todos los días, para realizar cualquier tipo de actividad laboral, educativa o de ocio, los ciudadanos deben desplazarse por la ciudad. Así, continuamente, se producen millones de desplazamientos urbanos, lo que conlleva altas tasas de contaminación, ruido, atascos y alto consumo energético. Para paliar este tipo de problemas, deben instaurarse medidas sostenibles que logren equilibrar las necesidades de movilidad al tiempo que se favorece la protección medioambiental. En este sentido, Suecia ha sido pionera y ha comenzado a realizar medidas en este sentido.

 Estocolmo es una ciudad de 800.000 habitantes y está creciendo rápidamente. Dentro de su objetivo por la sostenibilidad, se ha propuesto continuar con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero al mismo ritmo que en la actualidad. Esto conducirá a que la capital sueca se convierta en una ciudad libre de combustibles fósiles para el año 2050. Entre 1990 y 2010, las emisiones de gases de efecto invernadero cayeron en un 25% por habitante.

Al mismo tiempo que lleva a cabo este tipo de medidas, Estocolmo está comprometida en la lucha contra la congestión, la contaminación local y las emisiones de gases de efecto invernadero (incluidos los de la calefacción y la producción de electricidad). Para ello, se ha marcado una serie de objetivos y acciones a llevar a cabo:

Eliminar por completo el uso de combustibles fósiles para el año 2020 en el transporte y, en el año 2030, para la calefacción.

El 95% de la población vive a tan sólo 300 metros de zonas verdes.

Los autobuses aseguran el 75% del tráfico en hora punta. Además, fuera de la flota total de 2.000 buses, 120 pasan a utilizar el biogás y 535 el etanol (para unos 2.000 autobuses en total). En 2020, toda la flota de autobuses utilizará biocombustibles.

• El metro urbano y los trenes de cercanías usarán electricidad obtenida a partir de energías renovables, en este caso la energía hidroeléctrica.

• Desde 2008, la ciudad se ha visto especialmente involucrado en la creación de infraestructuras para coches eléctricos e híbridos, instalando tecnología para que puedan ser cargados y conducidos en diversos combustibles.

• El número de ciclistas se ha incrementado en un 75% en los últimos diez años. Hoy en día, cuenta con 760 kilómetros de carriles para bicicletas.

Además, en Estocolmo, opera un impuesto de tráfico que es parte de un paquete más grande para una solución general de tráfico en un intento de mejorar el medio ambiente. La tasa de congestión se introdujo en 2006 para los vehículos que viajan dentro y fuera de la zona del centro urbano durante las horas diurnas.

Los coches son automáticamente registrados en las estaciones de pago y el impuesto se paga mensualmente a través de una factura enviada al propietario del vehículo.Desde el inicio de este sistema, la ciudad ha visto una reducción en la congestión del tráfico y un aumento en el número de habitantes que utilizan el transporte público, mejorando con ello la calidad del aire.