Reino Unido quiere dar ejemplo como país pionero en la lucha contra el cambio climático. Su “Plan de Transición al Bajo Carbono” pretende reducir hasta 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero un 34% por debajo de los niveles de 1990. Las medidas son muy diversas y en algunos casos pioneras: aumento de los coches eléctricos y de la eficiencia en los vehículos de combustible, instalación de contadores inteligentes en los hogares, aislamiento térmico de las viviendas, construcción de edificios de energía cero, etc.

Una quinta parte de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero provienen del transporte. Para 2050, tendrán que reducirse de forma drástica con un uso mucho más eficiente de la energía y pasando a formas de energía con menos carbono.

Para poder conseguir este objetivo, la capital británica encabeza esta apuesta y uno de sus objetivos es transformarse en una ciudad de bajo carbono. Sus responsables consistoriales instauraron el año pasado una “Zona de Bajas Emisiones”.

La Zona de Bajas Emisiones (Low Emission Zone o LEZ en el Reino Unido) abarca la mayor parte del Gran Londres y es un área delimitada en la que se paga una tasa diaria, si el vehículo excede de unas tasas contaminantes establecidas.

El objetivo de la LEZ es mejorar la calidad del aire de Londres disuadiendo a los conductores de los vehículos que más contaminan de circular por el interior de dicha zona. Los vehículos afectados son los camiones diésel viejos, los autobuses, los autocares, las furgonetas grandes, los minibuses y otros vehículos especializados derivados de camiones y furgonetas, como las autocaravanas y camiones de transporte de caballos.

Este sistema registra los números de matrícula de los vehículos, los compara con los almacenados en una base de datos y comprueba si el usuario ha pagado la tasa correspondiente. Se ha fijado un “Impuesto por Congestión” que varía en función del grado de contaminación del vehículo y, en según qué casos, la franja horaria en la que se pretende entrar en la LEZ y el grado de contaminación existente.

Gracias a la implantación de este tipo de tecnología, Londres ha reducido:

•   Los atascos en un 26%

•   El tráfico en un 20%

•   Circulan 60.000 vehículos menos al día por la ciudad

•   A finales de año, se espera cumplir con el objetivo de reducción del 6,6% del contaminante PM10

350.000 casos menos de afecciones respiratorias y 256.000 menos de pérdidas en días laborales

Londres no es la única metrópoli del mundo que aspira a reducir sus emisiones de CO2. La carrera por transformarse en una ciudad de bajo carbono tiene a varios contendientes bien situados.

Más de 70 ciudades y pueblos en 8 países de Europa tienen, o están preparando, zonas de bajas emisiones para ayudar a cumplir con la calidad del aire. Estos incluyen ciudades como Berlín, Amsterdam, Rotterdam y Utrecht. También se les conoce como Zonas de Medio Ambiente, Umweltzonen (Alemania), Milieuzones (Países Bajos), Lavutslippssone (Noruega), Miljozone (Dinamarca), Miljzon (Suecia) son algunas otras.