Todos los días, millones de personas utilizan diferentes métodos de transporte para desplazarse a sus centros de trabajo o para el desempeño de diferentes actividades. Se espera que el parque automovilístico pase de los 700 millones de coches actuales a los 1300 millones para el 2030. Este amplio número de vehículos conlleva un incremento de los niveles de polución que, unidos a un mayor número de ciudadanos, sitúa a la bicicleta como una alternativa de transporte urbano. De hecho, la bicicleta está llamada a desempeñar un papel protagonista en cualquier modelo de movilidad urbana sostenible que se precie.

Se trata de un transporte respetuoso con el medio ambiente ya que no genera CO2, es rápido, económico y cuenta con múltiples ventajas. Entre ellas, están:

•    Ser un método de circulación rápido y flexible que no necesita de mucho espacio para aparcar

•    Barato ya que su mantenimiento es mínimo

•    No contamina: su uso reduciría el efecto invernadero, la niebla fotoquímica, la lluvia ácida y la contaminación acústica

Una de las ciudades españolas más concienciadas en potenciar el uso de la bicicleta en sus calles, es la provincia asturiana de Oviedo. La Asociación Asturies Con Bici, unidas a varias asociaciones de vecinos interesados en conseguir una movilidad sostenible, elaboró una propuesta sobre la posibilidad de abrir la ciudad a la bicicleta. Esta iniciativa se presentó ante el Ayuntamiento de Oviedo en 2009 con el título Plan 30 Oviedo: Un proyecto para hacer ciudad.

El Proyecto se basa en abrir por completo la ciudad a la bicicleta y se proyecta en dos direcciones: acceso de la bicicleta a las zonas peatonales y protección de la bicicleta en las zonas abiertas al tráfico. El Plan 30 Oviedo consiste en ofrecer esa garantía mediante dos medidas:

•    Las calles de una sola dirección tendrán una velocidad limitada a 30 km/h

•    En las calles con dos o más carriles en una misma dirección, el carril de la derecha tendrá igual limitación de velocidad. A la vez, en esas calles y carriles habrá una señalización horizontal y vertical indicando la causa de esa limitación: la posible presencia de ciudadanos en bicicleta

La ciudad se acomoda así a la idea de movilidad sostenible, con menos accidentes, menos humo, menos ruido y se convierte en más saludable para sus habitantes, tanto si son peatones como si se desplazan en bicicleta.