El pasado junio, varios líderes mundiales se reunieron en Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20) para proponer diferentes iniciativas que crearan un futuro más sostenible al planeta. Entre las ideas planteadas, la sanidad fue uno de los campos que mayor debate suscitó ya que si se consigue una sanidad más sostenible, el mundo será más equitativo, limpio y verde.

El documento final, «El futuro que queremos», acordado por los Estados Miembros asistentes a la conferencia, destaca la importancia de la cobertura sanitaria universal para mejorar la cohesión social así como el desarrollo humano y económico. Además, reconoce que las enfermedades crónicas constituyen uno de los principales retos a nivel mundial.

Entre las soluciones que se proponen para mejorar la sostenibilidad sanitaria, encontramos:

•     Acceso a mejores servicios energéticos: soluciones sostenibles para la cocción de los alimentos y la calefacción, que pueden reducir significativamente las muertes por neumonía en los niños y por enfermedades cardiopulmonares en los adultos

•    Impulsar el desarrollo de ciudades sostenibles y eficientes: pueden reducir de forma significativa el riesgo de enfermedades cardiovasculares procedentes de la contaminación

•    Mejora del saneamiento en las ciudades: constituirá una protección frente a la propagación de las enfermedades

•    Sistemas de alimentación sostenibles que combatan el hambre y contribuyan a mejorar la salud y la nutrición

•    Uso racional del agua para atender a las necesidades básicas de la población y reducir muertes innecesarias

•    Garantizar que todos los lugares de trabajo cumplen unas normas mínimas sanitarias y de seguridad para reducir el cáncer, las neumopatías crónicas, las lesiones y las muertes prematuras

Además de llevar a cabo todo este tipo de medidas, es necesario contar con tecnología puntera que permita agilizar los tiempos de diagnóstico y emitan la menor cantidad de radiación posible al paciente. Invertir en el desarrollo de avances, conseguirá localizar desde una etapa temprana cualquier tipo de patología. Con ello, se reducirán el número de muertes, el tiempo de espera en las operaciones y supondrá un menor coste para los sistemas sanitarios mundiales.