El crecimiento de la población, la escasez de tierras cultivables, el agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático serán un desafío para la agricultura del futuro. Para dar respuesta a esta problemática surge como posible solución el Vertical Farming: una técnica que consiste en la implantación de sistemas de cultivo en rascacielos o superficies verticales. Estos “farmscrappers” funcionarían como grandes invernaderos empleando sistemas hidropónicos para el cultivo de plantas.

La hidroponía es un sistema de cultivo de plantas que no utiliza tierra. Esta técnica emplea una combinación de sales minerales diluidas en agua potable y se aplica directamente a las raíces. De este modo, las plantas reciben todos los nutrientes que necesitan para su desarrollo.Su ventaja competitiva es que se puede aplicar a cualquier tipo de planta pudiéndose utilizar en espacios abiertos o cerrados.

Veamos algunas de sus múltiples ventajas:

  • Permite una producción a gran escala empleando una superficie de cultivo menor que los sistemas tradicionales.
  • Requiere menor mano de obra ya que no hay que remover el suelo, ni limpiar las plantaciones de malezas ni aplicar fertilizantes.
  • Facilita el control de plagas en los cultivos.
  • Aprovecha mejor el agua y evita la dispersión de contaminantes.
  • El desarrollo de la plantas es más rápido acortando el periodo de cultivo.
  • Produce cosechas durante todo el año.
  • Simplifica la recolección de frutos.
  • Elimina la necesidad de transportar las cosechas ya que estas podrían ser  vendidas en las mismas infraestructuras con el ahorro energético y económico que esto conlleva.

En definitiva, este es un sistema más productivo que los tradicionales ya que factores como la temperatura, la humedad o los nutrientes pueden ser controlados y además, los cultivos no se ven afectados por las inclemencias climatológicas (sequías, tormentas, huracanes…).

Sin embargo, también encontramos importantes inconvenientes como el problema de la iluminación. En la agricultura vertical, es muy difícil que los rayos de sol lleguen a todas las plantas de forma uniforme, lo que supone cosechas heterogéneas y de menor calidad, por eso se precisa de una iluminación artificial con el gasto económico y energético que supone.

Cada vez resulta más difícil encontrar espacios cultivables en las ciudades, de ahí que este sistema pueda marcar un antes y un después en la forma de entender la agricultura. No sabemos si en el futuro se consolidará pero, de ser así, ¿podremos llegar a ver campos de cultivo en medio de megaciudades como Nueva York o Tokio?