¿Sabes qué es la cenosillicaphobia? Es el miedo a quedarse con un vaso de cerveza  vacío. Y no es de extrañar que este síntoma exista, puesto que la cerveza es la tercera bebida más consumida del mundo tras el agua y el té. Elixir que a lo largo de la historia -ha cumplido más de 8000 años- ha sido el causante de grandes hitos: entre ellos, el profesor Patrick McGovern, de la Universidad de Pennsylvania, afirma que las pirámides egipcias no existirían si no fuese por la recompensa de 4 litros de cerveza diaria.

En el viejo continente también tenemos una tradición cervecera altamente extendida en la mayoría de los países, como es el caso de Austria, país en el que representa uno de los pilares más importantes de su cultura. Viena, de hecho, celebra anualmente su propia versión del famoso Oktoberfest de Múnich: el Wiener Wiesn.

La tradición no está reñida con la digitalización

En la cuarta ciudad austríaca más importante, Salzburgo, se encuentra la fábrica privada más grande de todo el país, la cervecería Stiegl. Con más de 500 años a sus espaldas, han querido mantener siempre la tradición como lema, sabiendo que es la única forma de mantener el espíritu de su cerveza. Por ello no es de extrañar encontrarte por las calles de la ciudad el carruaje de Stiegl repartiendo su producto por los bares locales.

En los tiempos que corren, los dueños de Stiegl son conscientes de la competitividad del mercado y de la necesidad de contar con la tecnología más novedosa para poder seguir ofreciendo a sus clientes la cerveza más artesanal. Aunque pueda ser contradictorio, la digitalización no rompe el arte cervecero sino que lo facilita e intensifica.

De hecho, Stiegl, tras más de 40 años de colaboración con Siemens, decidió en 2015 instalar Simatic S7, su sistema de automatización personalizado que se traduce en una producción eficiente y económica de una cerveza de excelente sabor.

¿Cuáles son las ventajas que aporta Simatic S7 a Stiegl?

  • El fácil control de todas las áreas de la fábrica desde un solo punto.
  • Reducción de costes.
  • Aumento de la eficiencia, gracias a que todos los procesos están perfectamente coordinados y todos los componentes del equipo se comunican con mucha fluidez.
  • Intensificación del sabor de los cerca de 20 tipos diferentes de cerveza con los que cuentan.

Este sistema, les ayuda, entre otras cosas, a compensar las variaciones naturales de las materias primas, asegurando siempre los estándares de calidad más altos. Así, los maestros cerveceros de Stiegl han vuelto a tener el tiempo necesario para la investigación de nuevos sabores y recetas.

Cuáles serán los resultados solo el tiempo lo dirá, mientras tanto, los caballos de Stiegl seguirán recorriendo las calles de Salzburgo repartiendo esta bebida que, como bien dijo Benjamin Franklin, “es la prueba de que Dios nos ama y quiere vernos felices”.