La lluvia es necesaria en nuestro día a día, pero en las aéreas urbanas puede convertirse en una inesperada fuente de contaminación. Los principales motivos son:

Las ciudades son un gran generador de agentes contaminantes: sedimentos, hidrocarburos, metales, pesticidas, elementos patógenos (virus, bacterias) materia orgánica, etc. Estos quedan en las aceras, parkings, pavimentos, carreteras y tejados, por lo que cuando hay precipitaciones, se mezclan con la lluvia, produciendo agua contaminada sin tratar, que va a parar directamente a los sistemas de alcantarillado y a nuestros ríos. Este fenómeno se conoce como contaminación difusa, es decir, aquella polución que es arrastrada por el agua de lluvia en las ciudades.

Un estudio presentado por el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC) estima que sólo en Estados Unidos más de 3 billones de litros de agua de lluvia contaminada terminan vertiéndose en los sistemas de alcantarillado, canales fluviales y ríos, con todos los riesgos sanitarios y ecológicos que eso supone.

Para solucionar este problema se han desarrollado los sistemas urbanos de drenaje sostenible o SUDS. Estos actúan como filtros naturales, permitiendo que el agua penetre en el suelo sin arrastrar contaminación, evitando así contaminar las aguas subterráneas y que los ecosistemas se vean afectados.

Sus principales objetivos son:
–          Reproducir el ciclo hidrológico natural previo a la actuación del hombre
–          Mejorar el ciclo de agua en los entornos urbanos
–          Integrar el tratamiento de agua de lluvia en el paisaje
–          Embellecer las calles
–          Evitar inundaciones

Los sistemas más empleados son:
–          Tejados verdes
–          Pavimentos permeables
–          Franjas filtrantes
–          Cunetas verdes
–          Muros vegetados, etc.

En Estados Unidos y Australia el sistema está muy desarrollado, llegándose a adoptar varias leyes y normativas para fomentar su uso e implantación en las ciudades.
En España, el grado de implantación de estos sistemas es muy escaso, aunque en los últimos años se han empezado a desarrollar tímidamente.

En Madrid, por ejemplo, se ha creado el Plan de Mejora de Calidad de las Aguas del río Manzanares, donde se han construido tanques de tormenta para recoger el agua y asegurar la calidad del tramo urbano del río y su ecosistema fluvial aguas abajo del mismo.