Los vehículos a motor son los responsables de casi una cuarta parte de las emisiones de CO2. Sin embargo, si las previsiones se cumplen, esta tendencia cambiará en los próximos años. ¿La causa? Los medios de transporte se están volviendo más ecológicos.

Cada vez más, hay ciudadanos que se decantan por usar la bicicleta para trasladarse en sus trayectos por la ciudad. El clima de nuestras ciudades y su tipología urbanística compacta facilita esta forma de desplazamiento. El incremento en su uso se debe a varios factores como una mayor conciencia ecológica, la crisis económica y el fácil acceso a este tipo de sistema como son el alquiler público o el bike sharing.

Además, es una actividad muy saludable para las personas urbanitas. Según científicos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona, los beneficios para la salud de la actividad física al desplazarse en bicicleta dentro de la ciudad son mucho mayores que los riesgos para la salud por la contaminación del aire y los accidentes de tráfico. De hecho, estas ventajas se han cuantificado y el número de muertes anuales disminuye en un 24%. Además, las emisiones de CO2 se reducen más de 9.000 toneladas al año con su uso continuado.

La concienciación es el primer paso para hacer llegar a la población la importancia en el uso de este tipo de transporte. Por ello, cada 19 de abril, se celebra en todo el Mundo el Día Internacional de la Bicicleta. El objetivo de esta acción es recordar cuáles son los beneficios de su uso diario. Estos son:

–    La bicicleta no necesita gasolina y, por ello, evita su impacto ambiental y la dependencia energética

–   Menos contaminación acústica

–   Mejora la salud personal: la ONG británica Sustrans asegura que un ciclista vive de media dos años más y se siente diez años más joven que una persona sedentaria

–   Reducir los atascos: se estima que un automóvil necesita un espacio similar al de diez bicis

–   Ahorro de dinero: por unos 150 euros, se puede tener una buena bicicleta mientras que un coche de gama baja cuesta unos 7.000 euros. A ese coste hay que añadir otros gastos como el combustible, el seguro, el impuesto de matriculación, garaje o tarjeta de aparcamiento, revisiones, etc. Todo ello puede ascender a 5.000 euros anuales y que la bicicleta no tiene.

Por todos estos motivos, la bicicleta es un estupendo medio de transporte para garantizarnos una mejor calidad de vida y un futuro más sostenible en las ciudades.