Por primera vez en la historia, la mitad de la población mundial vive en ciudades y, según datos de Naciones Unidas, para 2050, este número aumentará hasta el 70%. Esta alta densidad de habitantes requiere acciones para un crecimiento económico sostenible y medioambiental, que mejore la calidad de vida de sus ciudadanos. Ante este planteamiento, cabría preguntarse cuál es el futuro más idóneo para conseguir que nuestras urbes consigan este objetivo. ¿El futuro de las ciudades es ser “inteligente” o ser sostenible?

El término ‘smart city’ define a aquellas entidades urbanas unificadas a través de tres niveles planificados, desarrollados y gestionados como partes integrantes de dicha realidad. Así pues, una verdadera “Ciudad Inteligente” aglutina tres urbes innovadoras en una. Dichas ciudades son:

•    La ciudad TIC (espacios urbanos digitales, redes de telecomunicaciones, sistemas, aplicaciones…)

•    La ciudad eficiente (redes de energía renovables, edificios basados en el consumo de energía casi nulo, estilo de vida ecológico, cero residuos, etc.)

•   La ciudad de conocimiento (innovación, servicios avanzados de salud, servicios sociales avanzados…)

Sin embargo, este concepto está centrado en aspectos más puramente tecnológicos y deja de lado todo aquello que tenga que ver con el desarrollo equitativo de la sociedad y la concordancia con el entorno en el que se encuentre. En cambio, las denominadas “ciudades sostenibles” buscan en todo momento la armonía entre lo tecnológico, lo ambiental y lo social:

•   Economía (productividad alta, el espíritu empresarial y la capacidad de transformar)

•   Movilidad (infraestructura sólida y sistemas sostenibles de transporte)

•   Medio Ambiente (gestión sostenible de los recursos, la prevención de la contaminación, la protección del medio ambiente…)

•   Cultura (instalaciones culturales, calidad de la vivienda, la diversidad y la vida pública)

•   Gobierno (estrategias políticas y perspectivas de participación, la transparencia y la comunidad en la toma de decisiones)

La conjugación de todos estos aspectos crea un modelo urbano más eficiente y respetuoso con el entorno. De modo que, atendiendo al ámbito de la energía, el concepto de sostenibilidad supone que las ciudades superen su condición de mero consumidor para convertirse en generador de energías renovables que tiendan a la autosuficiencia. Si la generación se combina con medidas de ahorro y eficiencia tenemos ante nosotros un ejemplo de lo que pueden llegar a ser las ciudades del mañana.

Sin embargo, el futuro pasa por implicar al ciudadano. Propuestas sencillas como los sistemas de automatización para instalaciones mediante aplicaciones smartphones, premiar a aquellas personas que hagan un uso más sostenible de la energía o facilitar a las personas el acceso a tecnologías más sostenibles, crearán ciudades encaminadas hacia la innovación, la eficiencia y el respeto con el medio ambiente.