Actualmente, la transformación demográfica, la rápida urbanización y el cambio climático son elementos característicos de nuestra sociedad y que plantean retos globales. En 2011, más de la mitad de la población mundial ya vivía en urbes y se trata de una tendencia en ascenso. Según apuntan los expertos, el 90% del crecimiento de la población en el futuro se concentrará en las ciudades.

Uno de los problemas de la alta densidad de población en las urbes, es el nivel de contaminación que causan acciones tan cotidianas como desplazarse. De hecho, el 60% de los ciudadanos utilizan el coche para moverse por la ciudad. En la mayoría de países y en el conjunto de la Unión Europea (UE), el sector del transporte es el mayor responsable del incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Según la European Enviroment Agency, es responsable del 21% de las emisiones y alcanza el 25% en países como España.

Además, el uso indiscriminado de vehículos a motor está teniendo consecuencias sobre la salud muy negativas, especialmente, en las áreas metropolitanas. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), casi un tercio de los habitantes de las ciudades está expuesto a concentraciones excesivas de partículas contaminantes.

Por ello, se hace necesario transformar la movilidad urbana hacia otro tipo de mecanismos menos contaminantes, más sostenibles y eficientes. Contar con unos sistemas de transporte público eficientes es vital para combatir los atascos, la contaminación del aire y la escasez de plazas de aparcamiento dando, al mismo tiempo, una imagen atractiva y asegurando la competitividad de las urbes.

El uso eficiente de las infraestructuras de tráfico ferroviario existentes supone un reto para las ciudades de todo el mundo. Cualquier dificultad técnica u operativa tiene su efecto en la disponibilidad y los horarios previstos. Las ciudades necesitan sistemas de transporte e información estrechamente interconectados en red. Por ello, es necesario adaptar las líneas de tren con innovaciones que consigan ahorrar tiempo, emitir menos contaminación y reduzcan el número de fallos. Entre estas, podemos destacar:

•   Almacenar la energía de frenado y transmitirla a otros consumidores a través de redes de media tensión: los sistemas de almacenamiento, como el Sitras MES o HES de Siemens, consiguen que los vehículos demanden hasta un 30% menos de energía al año y emiten 80 toneladas menos de CO2 que aquellos que no disponen de ellos.

•    Gestión de fallos mediante software: programa diseñado para ayudar a los operadores ferroviarios a hacer un mejor uso de todas sus capacidades y recursos, con posibles soluciones personalizadas para la programación de horarios y el mantenimiento.

•    Reserva de viajes mediante una plataforma integrada: contar con un método que integre todos los medios de transporte, facilitará a los ciudadanos la reserva de sus viajes y hará más atractivo su uso. Con su ayuda, será posible crear ofertas combinadas que permitan la planificación, reserva y pago de desplazamientos multimodales. Los trayectos también se optimizarán económica y medio ambientalmente.

Además de los trenes, los autobuses son un elemento esencial del transporte urbano. De hecho, sólo en España, más de 136,7 millones de usuarios utilizan este tipo de servicio para desplazarse por sus ciudades. Los buses eléctricos son una buena alternativa para reducir la contaminación atmosférica. Debido a la ausencia de un motor de combustión interna, los vehículos eléctricos emiten menos ruido y no son contaminantes. En comparación con los autobuses propulsados con diésel o gasolina, el consumo de combustible es un 25% inferior.

Todas estas soluciones contribuyen a mejorar la calidad del aire y la calidad de vida en los núcleos urbanos.

Mobility & Logistics:
Siemens ayuda a la gestión de tráfico internacional, el transporte y la logística. Esto incluye automatización de vías, logística de infraestructuras, sistemas inteligentes de tráfico y transporte y tecnologías para desarrollar la infraestructura para movilidad eléctrica.