¿El coche de combustible está llegando a su fin? Lo que está claro es que, con el actual deterioro del medioambiente, las soluciones de energía limpia están implementándose a marchas forzadas.

Un ejemplo de ello son las restricciones de circulación de vehículos, que han ido cobrando cada vez más importancia en España durante los últimos años, afectando especialmente a conductores de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde la regulación es cada vez más severa.

Sin ir más lejos, la semana pasada el Parlamento balear aprobaba una nueva ley que impedirá circular a nuevos vehículos diésel en las islas a partir de 2025, una prohibición que afectará también desde 2035 a los nuevos automóviles de gasolina. Dicha ley ratifica la actual Ley de Cambio Climático y Transición Energética de las Islas Baleares y supone un adelanto al veto a los vehículos que funcionan con combustibles fósiles, previsto en la Unión Europea para 2050.

¿Es el coche eléctrico el futuro?

La realidad es que el coche eléctrico es el futuro, aunque no se postula como la única solución. En los últimos tiempos, el vehículo impulsado por hidrógeno se ha sumado a la mesa de soluciones sostenibles como una interesante alternativa a la movilidad eléctrica. Si bien estas dos opciones se posicionan como el futuro de la movilidad, su elevado coste actual y el limitado número de puestos de carga para vehículos eléctricos sitúan al automóvil híbrido como la alternativa más asequible en la actualidad.

La industria automovilística española tiene un desafío sobre la mesa. Con una tasa actual de producción de vehículos electrificados de solo 0,85 por ciento, España se encuentra a la cola de otros países. Si tomamos como ejemplo a Europa, con una tasa media de producción de 1,5 por ciento, resulta evidente que la industria automovilística de nuestro país tiene que ponerse las pilas.

El nuevo nicho de mercado que ocupan los vehículos alternativos en Europa equivale actualmente al 7,5 por ciento de las compras totales de coches nuevos, un porcentaje modesto que, presumiblemente, irá en aumento durante los próximos años. El mercado asiático lleva la voz cantante. En países como China o Japón, la producción de vehículos eléctricos e híbridos está en auge, prueba de ello es que los cinco modelos híbridos eléctricos más vendidos durante el mes de octubre en Europa son todos asiáticos.

Los fabricantes españoles han de adaptarse rápidamente a este nuevo mercado europeo, ya que, según las previsiones de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), alcanzará una cuota de mercado del 30 por ciento en 2030.

SOLO, el coche eléctrico de Electra Meccanica

El potencial del vehículo eléctrico todavía es desconocido, no obstante, la tecnología permite realizar avances a una velocidad cada vez mayor. Un caso de éxito es del nuevo coche eléctrico SOLO, diseñado y fabricado en tan solo dos años por un reducido equipo de ingenieros de la compañía Electra Meccanica, en Vancouver.

La idea surgió de la nada, cuando los ingenieros y amigos Henry Reisner y Jerry Kroll decidieron desarrollar un nuevo e innovador concepto de automóvil: un utilitario para un solo pasajero, de tres ruedas y totalmente eléctrico. Decidieron que el borrador que habían esbozado debía pasar a un diseño digital inmediato.

Para hacer posible el proyecto, la compañía decidió implementar el software PLM de Siemens, Simcenter. Esta herramienta permitió acelerar el proceso de fabricación del nuevo automóvil, valiéndose de características como la simulación de sistemas, las herramientas de CAE en 3D y la realización de pruebas de previsión de todos los atributos críticos del vehículo, consiguiendo un ahorro de tiempo y dinero que resultó clave a la hora de adelantar los plazos de fabricación y salida al mercado de SOLO. Con el software de Siemens y la impresión 3D, los fabricantes tuvieron la posibilidad de diseñar cada uno de los componentes e imprimirlos al momento, pudiendo realizar el ensamblaje del nuevo automóvil mucho más rápido y sin errores.

El boom de la movilidad eléctrica es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Con un mercado en creciente expansión y desarrollo –que afecta directamente al día a día de los ciudadanos- esta posibilidad resultará clave para medirse e intentar alcanzar a otras economías más desarrolladas, ganar en competitividad a nivel europeo e internacional y situar a nuestro país como un referente en el sector, además de aumentar nuestro PIB y reforzar nuestro compromiso con el medioambiente.