La sostenibilidad ya no habla solo de medio ambiente. El nuevo concepto de triple sostenibilidad también abarca aspectos sociales y económicos. Un claro ejemplo de la evolución de este término son las ciudades sostenibles. Cuando lo utilizamos no solo nos referimos a que tengan un gran número de espacios verdes y una política de reciclaje desarrollada. También buscamos que se centren en la eficiencia energética de su urbe, en una red de movilidad automatizada, en un sistema de seguridad integrado y en redes inteligentes.

Ser sostenible es una manera de hacer las cosas y una ciudad sostenible debe estar concienciada para introducir este término en todos sus ámbitos. “Al fin y al cabo es un compromiso ético que permite asegurar que las generaciones futuras tengan la misma calidad de vida y oportunidades que las actuales”, según palabras de José Bolaños, responsable corporativo de Prevención de Riesgos Laborales de Siemens España.

Basándonos en los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 70% de la energía consumida en nuestro continente está destinada al ámbito urbano, por lo que la sostenibilidad de las ciudades es un tema que está encima de la mesa de todos los ayuntamientos de nuestro país. Estos datos están extraídos del Estudio ’25 ciudades españolas sostenibles’, realizado por KPMG y patrocinado por Siemens, que os animamos a consultar aquí.

Según este informe, la ciudad que lidera el ranking de las ciudades más sostenibles es Madrid, mientras que Málaga, Victoria-Gasteiz, Palma de Mallorca y Zaragoza lideran algunos apartados del estudio. El porcentaje de población que se desplaza al trabajo en un medio diferente al automóvil es fundamental a la hora de invertir en movilidad en una ciudad. Concretamente, Barcelona ocupa el cuarto lugar en el ranking con un 69,4% de población que se mueve en transporte público, destacando así en movilidad y emisiones de CO2. Esto se debe, en gran medida, a políticas que favorecen el transporte público y que han calado fuertemente en la mentalidad de los ciudadanos. La ciudad comparte con su área metropolitana una de las redes de transporte público más tupidas del país, con una densidad de 9.989 metros por kilómetro cuadrado.

Dentro de esta vanguardista red destaca la línea 9 de metro, con 50 estaciones en 49 kilómetros, en la que todas las decisiones y movimientos se realizan por comunicación a través del sistema de control Communication Based Train Control. Este sistema “sin conductor” fue probado e instalado en el continente europeo por primera vez en Barcelona, pero a día de hoy ya ha sido establecido en Budapest, Nuremberg, Sao Paulo y próximamente, en Arabia Saudí.

 

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