Cuando hablamos de ciudades “verdes”, por lo general, solemos pensar en las principales urbes con renombre internacional. Abu Dhabi, Amsterdam o Estocolmo suelen ser los principales ejemplos en materia de sostenibilidad. Sin embargo, cada vez hay más capitales que llevan a cabo programas para impulsar medidas que adapten sus infraestructuras hacia un mayor respeto por el entorno. Un ejemplo de ello es la capital de Brasil, Brasilia, que ofrece una visión convincente de lo que es una metrópoli verde podría llegar a ser.

Desde que fue desarrollada para cumplir la promesa constitucional de tener una capital federal en el interior del país en los años 50, Brasilia ha actuado como un ejemplo de la llamativa arquitectura modernista brasileña pero el desarrollo más interesante es relativamente reciente y, actualmente, está teniendo lugar en el sector de la nueva zona noroeste.

Su construcción está pensada para ser un laboratorio del desarrollo sostenible. Por ello, la zona cuenta con:

•   Mayor número de pasarelas peatonales que el resto de la ciudad y 44 kilómetros de vías para bicicletas.
•   A diferencia de los grandes centros comerciales, este sector cuenta con pequeñas zonas dedicadas a la venta de productos, de manera integrada con el diseño.
•   Las casas funcionan con energía solar.
•   Las residencias disponen de sistemas integrados para la recolección de agua de lluvia.

Todas estas medidas siguen los patrones estándar para el desarrollo verde en cualquier parte del mundo. Sin embargo, el sistema para recolectar desechos es algo más original. Los contenedores de basura y de reciclaje se conectan a una red de tubos gigantes que transfieren los materiales reciclables y desechos directamente a las plantas de tratamiento de la ciudad, evitando la necesidad de camiones de basura.

El enfoque de desarrollo sostenible se extiende al sector comercial, llegando a influir en proyectos como el Green Towers Brasilia. Esta infraestructura, con certificación LEED por el uso de tecnología sostenible, es un edificio de oficinas de casi 85.000 metros cuadrados de superficie alquilable repartidas en 16 plantas. El proyecto se encuentra estratégicamente ubicado en el sector norte de la capital brasileña, entre el barrio residencial Noroeste y un sector bancario al sur.

Convertir a las ciudades y a los edificios en estructuras sostenibles puede ser la respuesta a muchos de los problemas de globalización y contaminación actuales. La coyuntura en la que vivimos nos hace plantearnos nuevas preguntas y desafíos urbanísticos donde Brasilia podría ser un perfecto ejemplo debido a su corta vida y las expectativas que plantea.