Existe un pueblo al sudeste de Baviera (Alemania) que produce más electricidad sostenible que la que consume y que, precisamente, por esta característica, se ha convertido en el lugar ideal para realizar pruebas con las tan nombradas redes tecnológicas inteligentes. Concretamente, en la localidad de Wildpoldsried, Siemens está gestionando varios proyectos piloto con los que pretende descubrir la mejor forma de gestionar esos recursos energéticos locales.

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Si alguna vez visitas este lugar, es posible que encuentres a Ignaz Einsiedler, un granjero de Wildpoldsried de 63 años, sobre la escalera de un enorme tanque que contiene una mezcla de hierba, maíz y distintos tipos de biomasa. Ese tanque digiere la biomasa y la transforma en metano, que posteriormente será utilizado por dos motores de gas instalados en el sótano de Ignaz para producir energía.

Al igual que el resto de los 2.500 habitantes de este pueblo, Ignaz es un visionario en esto de la energía. Prácticamente cada tejado de esta villa cuenta con placas solares y la mayoría de las casas disponen de calefacción gracias a la red energética, instalada a unos 5 km del pueblo, que fue construida y financiada por la cooperativa que un día crearon Ignaz y otros muchos ciudadanos de Wildpoldsried.

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Arno Zengerle, alcalde de la localidad desde 1996 describe así la iniciativa: ‘La protección del medio ambiente solo puede ser efectiva con la ayuda de la gente’. Y en Wildpoldsried tienen esta lección bien aprendida. De hecho, estos ‘prosumidores’ locales generan el doble de energía que la que necesitan para su consumo.

Pero las cosas no son tan sencillas como parecen. Construir plantas solares, eólicas y de biogás no es suficiente. La electricidad producida por fuentes renovables tiene que llegar a los consumidores y para que esto sea posible, es necesario alcanzar un equilibrio entre producción y consumo.

El problema de Wildpoldsried es el que todo el mundo desearía tener: disponer de más energía de la necesaria, pero este exceso de energía supone un auténtico quebradero de cabeza para las personas que se encargan de la estabilidad de la red.

Para solucionarlo, en 2010, se decidió iniciar en este lugar el proyecto Irene, que consistía en probar un nuevo tipo de red inteligente. Desde entonces, se han instalado 200 dispositivos de medición en plantas solares y de biogás, así como en transformadores; además de diversos sistemas y webcams que miden los cambios meteorológicos.

El objetivo es conocer quién alimenta la red en cada momento o quién está extrayendo energía de ella, dónde y cuándo lo hacen y cómo afecta esto a la estabilidad de la red. Una vez que estos parámetros han sido identificados, se pueden tomar medidas para corregir los problemas.

Siemens ha instalado un trasformador variable capaz de anular las fluctuaciones de energía, además de un sistema inteligente, llamado ‘SOEASY’, que logra un equilibrio perfecto entre el suministro y la demanda energética.

interconexiones 2 El futuro de la energíaSiemens es líder en tecnología de interconexión HVDC de corriente continua de alto voltaje.