En 2020 se estimó que en España se trataron 13.361 millones de metros cúbicos de aguas residuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y es importante que esta gran cantidad se trate adecuadamente porque, de lo contrario, se puede convertir en una de las principales causas de contaminación del agua, lo que repercute tanto en la salud humana como en el futuro del medio ambiente.

Por este motivo, existen instalaciones pensadas para eliminar contaminantes y devolver el agua tratada al entorno de forma segura para todos, las conocidas como plantas de tratamiento de aguas residuales. Sin embargo, estas instalaciones consumen una gran cantidad de energía: Según la Agencia Internacional de la Energía, el consumo eléctrico mundial para la recolección y tratamiento de las aguas residuales necesitará, en 2040, más de un 60 % más de electricidad de la que necesitaba en 2014.

Ante esta situación, las últimas tecnologías juegan un papel fundamental ayudando a que los procesos sean más eficientes, rápidos y precisos para lograr mejores resultados con menos recursos energéticos y, por supuesto, para hacerlo cumpliendo con las normativas en cada caso. Gracias a la innovación, ya se logra una mejor conservación de los recursos hídricos, algo importante para la preservación del medio ambiente.

Diferentes tipos de aguas residuales

La RAE (Real Academia Española) define el concepto de “aguas residuales” como aquellas “procedentes de procesos productivos o del consumo humano que, con previo tratamiento, pueden convertirse en aguas regeneradas susceptibles de reutilización si alcanzan los criterios de calidad adecuados para cada tipo de uso”.

Dependiendo de cuál sea su origen, existen diferentes tipos de aguas residuales. Los principales tipos son:

  • Aguas residuales urbanas: Son aguas residuales domésticas o la mezcla de éstas con las industriales o con aguas de escorrentía pluvial.
  • Aguas residuales domésticas: Son las procedentes de zonas de viviendas y de servicios, generadas sobre todo por el metabolismo humano y las actividades domésticas.
  • Aguas residuales industriales: En este grupo se incluyen todas las aguas residuales vertidas desde locales utilizados para cualquier actividad comercial y/o industrial, que no pertenezcan al grupo anterior ni sean parte de las aguas de escorrentía pluvial.

4 pasos del proceso de depuración

Las aguas residuales, sean del tipo que sean, se pueden tratar a través de diferentes procesos para que vuelvan al medio natural sin residuos contaminantes para el medio ambiente y los seres vivos. El tratamiento y depuración de aguas residuales consiste en una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que eliminan la parte contaminante del agua.

Estos tratamientos se realizan en las llamadas Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDARS). Y, dependiendo de la composición, el uso y el destino final del agua que se ha sometido a tratamiento, el proceso puede variar. Pero, de forma general, estos son los 4 pasos del proceso de depuración:

  1. Pretratamiento: Este primer paso es común a todos los tratamientos de agua y tiene como fin evitar que fragmentos sólidos grandes puedan provocar una avería en la planta de tratamiento de agua.
  2. Tratamiento primario: En el segundo paso es el momento de eliminar del agua los sólidos flotantes y en suspensión: las arenas, las grasas y los aceites a través de distintos procesos fisicoquímicos.
  3. Tratamiento secundario: En esta tercera fase se elimina la materia orgánica mediante diferentes tipos de tratamientos biológicos.
  4. Tratamiento terciario: Y, por último, el cuarto paso se centra en eliminar agentes patógenos que pueden suponer un riesgo para la salud humana. Aquí se incluyen procesos como filtración o cloración del agua.

Tecnología para que las plantas de aguas residuales sean más sostenibles

Aguas residuales

Dentro de la Agenda 2030, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 aspira a garantizar que todo el mundo disponga de agua potable y saneamiento, haciendo hincapié en una gestión sostenible de los recursos hídricos, las aguas residuales y los ecosistemas.

Es precisamente en este punto en el que tiene un papel clave la Depuradora 4.0, una EDAR para el tratamiento de aguas residuales que hace uso de las últimas tecnologías disponibles para:

  • El control
  • Monitorización
  • Simulación

de procesos, comunicaciones y gestión energética. De esta manera, se consigue optimizar los consumos y mejorar la eficiencia total de la planta.

Un ejemplo de los beneficios que se puede conseguir con este tipo de instalaciones es el caso del Canal de Isabel II que, gracias a la tecnología de Siemens y Acciona, ahorra más de un 15% en energía y reduce en más de un 10% las emisiones de CO2.

Con la fiabilidad tecnológica de Siemens, Acciona y Canal de Isabel II ya cuentan con diversas soluciones para crear el sistema de depuración más innovador del mercado.

  • SIMATIC Energy Manager Pro (EnMPRO) es la solución digital de Siemens que permite al Canal de Isabel II realizar una gestión eficiente de la energía.
  • Con la tecnología Edge Computing de Siemens se recopilan y procesan los datos emitidos por los cientos de aparatos y se envían al servidor de EnMPro en la nube.
  • La información procesada se analiza de forma sencilla e intuitiva desde cualquier dispositivo con la app de Siemens Energy Manager.