Mucho se ha escrito sobre la necesidad de cambiar el modelo energético actual. Desde hace mucho tiempo se discute si es posible satisfacer nuestras necesidades al cien por cien con renovables. ¿Es una realidad o un sueño?

Un artículo publicado por la revista Scientific American planteaba el “Objetivo 2030”. Es decir, la posibilidad real de que el 100% de la energía mundial provenga de los recursos eólicos, hidráulicos y solares. Según este informe, para cubrir las necesidades del planeta necesitaríamos: 3.800.000 turbinas eólicas, 1.700 millones de paneles fotovoltaicos o 5.000 centrales geotérmicas, entre otros. En la actualidad, sólo están operando un 1% de los sistemas que serían necesarios, excepto en hidroeléctricas (70%) y geotérmicas (2%),  lo que nos da una idea del largo camino que queda por recorrer.

Esas cifras pueden parecer astronómicas, pero lo cierto es que puede conseguirse, al igual que se han conseguido otros retos industriales de semejante envergadura a lo largo de la historia de la humanidad: véanse los 73 millones de coches y furgonetas que se fabrican cada año en todo el mundo.

Según el Departamento de Energía de los Estados Unidos, el máximo de energía consumida en nuestro planeta es de 12,5 TW. Esta agencia pronostica que para el año 2030 requeriremos 16,9 TW. Sin embargo, si prescindiéramos totalmente de los combustibles fósiles y nos abasteciéramos con las renovables, la demanda global de energía sería de sólo 11,5 TW.

La explicación para este descenso tan significativo radica en que la electricidad es una forma mucho más eficiente de usar la energía. En el caso de los coches convencionales, sólo entre el 17 y 20 por ciento de la energía producida por la gasolina es utilizada para mover un vehículo, lo demás es calor desperdiciado. En cambio, entre el 75 y el 86 por ciento de la energía que se suministra a un coche eléctrico, es utilizada para ponerlo en movimiento.

Incluso si la demanda de energía global en el 2.030 llegase a los 16,9 TW, las fuentes renovables podrían superarla. Se estima que la energía proveniente del viento en todo el mundo equivale a unos 1.700 TW y la solar puede ofrecer 6.500 TW, dándonos una perspectiva de las infinitas posibilidades que nos ofrecen las energías alternativas.

Además, la fiabilidad y eficiencia de estos sistemas es mucho mayor, ya que las renovables tienen menores periodos de inactividad que las fuentes tradicionales. Por ejemplo, una mina de carbón está inactiva aproximadamente un 12 por ciento del año, mientras que las turbinas de viento tienen un periodo de inactividad de menos de un 2 por ciento anual.

Los mayores problemas que supondría la implantación a nivel global de sistemas de energía renovable son la falta de una política de implantación global y la escasez de determinados materiales necesarios para la fabricación de las turbinas o las placas solares. Los materiales más difíciles de encontrar son el neodimio, el teluro, el indio y la plata para las celdas fotovoltaicas, así como el litio y el platino, necesarios para poder desarrollar las baterías recargables. Muchos de estos materiales se encuentran en países como China, Chile o Bolivia, lo que podría obligar a depender de unos pocos exportadores, como ocurre ahora con los exportadores de petróleo.