Con el objetivo de analizar el impacto social y medioambiental de las ciudades en España, Análisis e Investigación presentó la semana pasada su estudio “25 Ciudades Españolas Sostenibles”, verificado por KPMG y patrocinado por Siemens. Este informe evalúa a las principales ciudades españolas, incluyendo las capitales de las comunidades autónomas así como las urbes más pobladas hasta un total de 25, en función del uso sostenible de los recursos, su actuación y compromiso medioambiental. El resultado final ha otorgado a Madrid el liderazgo como ciudad más sostenible de España.

La capital española encabeza el ranking debido a que ocupa puestos destacados en cada una de las categorías estudiadas, particularmente en:

•    Energía eléctrica: es la segunda ciudad española que hace un uso más eficiente de la energía, teniendo un consumo por unidad de PIB de 0,42 Gj, el más bajo del conjunto de ciudades.

•    Residuos: Se encuentra en idéntica posición en el tratamiento y gestión de residuos con un 10,8% de volumen generado, porcentaje menor a la media española.

•    Es una de las urbes que destaca por la importancia que da al reciclaje de residuos. Un 14,6% se recicla a través de los Centros de Tratamiento distribuidos por la capital.

•    CO2: la capital ocupa el tercer puesto ya que sus emisiones son moderadas, con una diferencia favorable de 5,6 Tm respecto a la media, al igual que la intensidad de CO2 es baja.

El informe ha destacado el enorme esfuerzo realizado en los últimos años para mejorar la red de transporte colectivo y que convierte a esta ciudad en una de las mejores de Europa. De hecho, el 74% de los ciudadanos de Madrid utiliza un medio de transporte diferente al coche para ir al trabajo. Por otro lado, también se ha tenido en cuenta las medidas para aumentar las zonas verdes, que en se han incrementado más de un 30% en los últimos 9 años.

Sin embargo, la calidad del aire, en especial los niveles de concentración de partículas contaminantes (NO2) son la principal oportunidad de mejora de la ciudad. En este sentido, Madrid está impulsando planes específicos para reducir este desequilibrio desde 2011.

Los datos analizados en el estudio proceden de dos fuentes: indicadores ambientales de organismos oficiales (como Eurostat, INE o los institutos de estadísticas de las CCAA, Ministerio y Consejerías de Medio Ambiente y las empresas suministradoras de recursos) y cuestionarios rellenados por los gobiernos municipales con información adicional sobre políticas y actuaciones desarrolladas para la mejora de la sostenibilidad en sus localidades.

Con los datos obtenidos, se han establecido siete categorías (CO2, Energía, Construcción, Transporte, Residuos y Uso del Terreno, Agua y Calidad del Aire) evaluadas a partir de 25 indicadores, 18 de naturaleza cuantitativa y 7 cualitativos, encaminados a valorar la situación real de cada ciudad así como las iniciativas puestas en marcha por cada equipo de gobierno.

El estudio refuerza la idea de que la sostenibilidad de las infraestructuras urbanas está directamente ligada con el tamaño, ya que existen importantes economías de escala, por lo que su eficiencia aumenta cuanto mayor es la ciudad o, al menos, el número de personas que las utilizan. En este sentido, cabe destacar la importancia que desde la administración local se da a los sistemas de transporte colectivo, las plantas de tratamientos de residuos o la tecnología para gestionar el agua.