La ciudad del futuro tiene por delante una serie de retos a los que enfrentarse. Retos como la  lucha contra el cambio climático, garantizar una calidad de vida a sus ciudadanos, gestionar el tráfico, ofrecer sistemas de transporte público, garantizar la seguridad publica, la asistencia sanitaria o el suministro de agua.

La ONU prevé que para el año 2025 el 63% de la población del planeta viva en ciudades. Sin embargo, en algunos continentes como América Latina o Asia, estos porcentajes ya han sido ampliamente superados.

Esto requiere que se tomen una serie de medidas de desarrollo urbano sostenible para controlar la contaminación, la producción de residuos o el uso de los recursos naturales, entre otras cosas.

¿En qué consiste el desarrollo urbano sostenible?

Se trata de un tipo de desarrollo urbanístico que consigue satisfacer las necesidades actuales, sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. De ese modo podemos conseguir una sociedad sostenible.  Es decir aquella sociedad en la que:

  • los recursos no se utilizan a un ritmo superior al de su ritmo de regeneración.
  • no se emiten contaminantes a un ritmo superior al que el sistema natural es capaz de absorber o neutralizar.
  • se crean sistemas de energías renovables que proporcionan energía suficiente para su sostenimiento.

Sin duda, conseguir todo esto es un reto para la especie humana. Ya que ésta se ha caracterizado siempre, por tener una especial dificultad para vivir en armonía con el planeta, sin perjudicar sus propios intereses. Pero esto es precisamente lo que pretender conseguir la ciudad del futuro, lograr un desarrollo sostenible que permita vivir en armonía con el entorno.