Las zonas urbanas constituyen un microcosmos en el que se encuentran presentes muchos de los desafíos medioambientales a los que se enfrenta nuestra sociedad. Afortunadamente, también cuentan con el compromiso y la capacidad de innovación imprescindibles para afrontarlos. Puesto que tres de cada cuatro europeos viven en ciudades, había razones más que suficientes para que la Comisión Europea creara el premio Capital Verde Europea y promoviesen buenas prácticas en materia de gestión sostenible a través del ejemplo de modelos innovadores.

El mensaje general de la iniciativa es que los europeos tienen derecho a vivir en zonas urbanas saludables, y, para ello, las ciudades deben garantizar que la protección del medio ambiente, el crecimiento económico y la calidad de vida se desarrollan de manera armoniosa. De ahí el lema del premio: «Ciudades verdes: abiertas a la vida».

Desde que fuera creado en 2010, 46 ciudades de 22 países europeos se han disputado el galardón. Durante los últimos tres años, los ayuntamientos de las ciudades han compartido su experiencia en el desarrollo de entornos sostenibles para sus ciudadanos y han establecido valiosos ejemplos que pueden ayudar a otras ciudades a encontrar nuevas soluciones a los muchos y complejos retos a los que se enfrentan.

Las ciudades europeas candidatas al premio se evalúan respecto a una lista completa de criterios ambientales, entre los que se cuentan:

•    Soluciones para el calentamiento global
•    Transportes
•    Zonas verdes urbanas
•    Ordenación sostenible del suelo, la naturaleza y la biodiversidad
•    Calidad de la atmósfera local
•    El ruido
•    Generación y la gestión de residuos
•    Consumo de agua y tratamiento de las aguas residuales
•    Gestión ambiental del municipio

Este año, Vitoria es la elegida como Ciudad Verde Europea gracias a las medidas urbanas llevadas a cabo en materia de sostenibilidad con el entorno. En concreto, se ha alabado el proyecto de “Cinturón Verde”, estrategia a gran escala y a largo plazo para dotar a Vitoria de un continuo de espacios naturales en su periferia, que sirva para mejorar la calidad ecológica y paisajística de este entorno. El Anillo Verde pretende unir dichos espacios articulándolos entre si, procediendo a la restauración y recuperación de cada uno de ellos, con proyectos que tengan en cuenta sus características.

Además de este gran proyecto, la ciudad cuenta con un alto porcentaje de zonas verdes públicas, por lo que el 100% de la población vive a menos de 300 m de algún espacio verde abierto. Los jardines públicos ocupan 1091 hectáreas, lo que representa el 32,67% de la superficie urbana.

Su rigurosa y estratégica ordenación urbanística, la implicación ciudadana y una adecuada gestión del medio ambiente han permitido a la ciudad sintonizar con el paisaje natural, forjando su identidad cultural y convirtiéndola en un modelo de sostenibilidad urbana.