Ante el reto de alcanzar urbes eficientes, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, la iluminación LED juega un papel clave. Un sistema que ya está presente en paneles informativos, edificios o monumentos como el Cristo Redentor de Río de Janeiro, el NASDAQ en Times Square, la Dexia Tower en Bruselas o la nueva ruta turística promovida por el Ayuntamiento de Valladolid.

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El LED (light-emitting diode), es un componente electrónico que emite luz. Pese a que se desarrolló en 1927, lleva en nuestras vidas desde los años 60. Su primer uso fue como indicador de estado (encendido/apagado) en electrodomésticos y equipos electrónicos, pero sus múltiples beneficios frente a otros sistemas de iluminación han permitido su aplicación en diferentes campos y dispositivos, lo que le convierte en una de las principales fuentes de luz en las ciudades del futuro.

Su eficiencia energética convierte a este sistema en una alternativa deseable en el ámbito doméstico, donde su utilización ha aumentado gracias al reciente desarrollo del LED de luz blanca, 1,7 veces superior a la lámpara fluorescente y 11,5 veces más que la incandescente, lo que supone un 30% menos de consumo que las primeras y un 90% menos que las segundas.

Aunque no seamos siempre conscientes, los LED forman parte de nuestra vida diaria. Su tamaño compacto, rápida respuesta, fiabilidad y altas frecuencias de operación han permitido su utilización en la iluminación de pantallas de televisión, móviles, calculadoras; en las luces de automóviles y aviones (de posición, indicadoras…) o en la transmisión de datos infrarrojos.

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Entre los beneficios del LED, frente a otros sistemas de iluminación, podemos destacar:

  • Producción de diferentes efectos de luces
  • Mayor eficiencia energética
  • Mayor resistencia a las vibraciones
  • Mejor disipación de energía
  • Menor riesgo para el medio ambiente
  • Mejor visión ante circunstancias de iluminación especiales
  • Mayor rendimiento luminoso
  • Posibilidad de control remoto

Es por ello que en las ciudades, la iluminación esté siendo sustituida progresivamente por dichos diodos, siendo especialmente relevante su aplicación en semáforos,  señales de tráfico y alumbrado público, lo que permite un ahorro energético de entre el 70% y el 80%. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en la ciudad de Madrid donde 600 semáforos y 60.000 faroles ya han sido cambiados por LED.