Las crisis son una oportunidad para reinventarse. Aunque este concepto puede sonar algo manido, no deja de ser cierto. España debe concienciarse de que quiere ser una gran potencia y, para ello, debe dejar a un lado el concepto de “supervivencia” y apostar por tomar la iniciativa. Y una buena oportunidad para lograrlo es apoyarse en nuevas ideas, conceptos renovados que marquen el camino de la innovación.

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Las startups nacen precisamente de este germen: ideas creativas con un valor de diferenciación, que requieren un gasto mínimo, pero son capaces de obtener ganancias sustanciales. Es precisamente este rasgo de innovación el que les confiere un alto valor añadido. Los emprendedores son personas capaces de buscar una solución diferente a un problema que ya existe. Pero no todo es fácil en este proceso. Walt Disney, decía siempre, que en toda creación existen tres fases:

  • La soñadora donde debemos dejar volar nuestra imaginación como si todo fuera posible y nada tuviera límites. Salirse del cuadrado para buscar otros caminos.
  • La realista en la que comprobamos si la solución que hemos encontrado resuelve el problema inicial y se puede realizar.
  • La crítica y más difícil donde te preguntas ¿la idea es suficientemente buena?, ¿tengo los medios para desarrollarla? En esta última etapa es en la que entran en juego otros actores para convertir una idea en realidad.

Lo primero y más importante es ser capaz de salirse del marco establecido, de inventar algo innovador. Pero, las alas de la creatividad son muy cortas si no existe un aval financiero que permita llevar una buena idea a término. De hecho, el 50% de las empresas de nueva creación fracasan en su primer año de vida por dificultades económicas.

Además, entre 2010 y 2013, el número de emprendedores se ha reducido del 45% al 37% en Europa, pero se estima que sólo el 15% de los empleos que se creen en el sector privado será en grandes empresas y el 85% provendrá de las pymes. Por eso, tenemos que empezar a potenciar el espíritu emprendedor.

Durante el reciente Foro Económico Mundial, se hizo especial hincapié en la importancia del respaldo a las startups. De ahí que la presidenta de la Comisión Europea, Neelie Kroes, presentara un nuevo programa para apoyar a esta comunidad de emprendedores en Europa. StartUp Europe Partnership ayudará a las nuevas empresas a conectar con mentores e inversores a través de una plataforma en línea.

En Siemens, también somos conscientes de este problema y acabamos de lanzar un programa de financiación de 100 millones de dólares para startups del mundo industrial. Esta iniciativa tiene como objetivo impulsar ideas emprendedoras relacionadas con la automatización industrial y otras tecnologías digitales. No es nuestra primera incursión en el impulso a los emprendedores, ya que hemos sido inversores en otros proyectos como el de las startups Lagoa o CounterTack.

Debemos dar las herramientas necesarias a estos valientes, fomentar el espíritu emprendedor desde el colegio y apoyar estas iniciativas a través de programas público-privados. Sólo así conseguiremos que las 1477 “compañías incipientes” que ya existen en España sienten las bases del futuro de nuestro país.

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