En el Reino Unido, más del 75% de los avisos de incendio generados automáticamente son falsos o accidentales. Se trata de un problema considerable si tenemos en cuenta el número de edificios y comercios que disponen de sistemas automáticos de detección de incendios y, por ende, el asombroso número de llamadas innecesarias que realizan al cuerpo de los bomberos y a los servicios de rescate.

No tenemos que obviar el hecho de que es una buena noticia para la seguridad pública que las alarmas automáticas y los sistemas de detección estén ampliamente instalados en los edificios. Aun así, una inexactitud del 75% provoca un colapso en el servicio ya que, en el caso concreto del cuerpo de bomberos del Reino Unido, no les es posible hacer frente al número de alarmas recibidas.

Por ello a menudo los servicios de bomberos utilizan el protoloco del “triaje” para averiguar si las alarmas son reales o falsas. Siguiendo este método, los operadores especializados llaman por teléfono al lugar que ha generado la alarma para pedir una confirmación de si hay efectivamente un incendio. ¿El primer inconveniente? Puede que no haya nadie en el lugar para comprobar la veracidad de la información.

El coste humano de las falsas alarmas de incendio en el Reino Unido

Cada vez que el Cuerpo de Bomberos envía un equipo al lugar donde se ha producido una falsa alarma se generan gastos innecesarios. Según los datos proporcionados por el gobierno de Gales, las falsas alarmas cuestan hasta 3 millones de libras al año. Por otro lado, según las estadísticas del Ministerio del Interior británico, sólo los servicios de bomberos y de rescate de Inglaterra atendieron alrededor de 226.000 falsas alarmas de incendio entre 2017 y 2018, lo que supuso el 41% del total de llamadas. Un dato que corrobora la Asociación de la Industria del Fuego (FIA) que estima que las falsas alarmas cuestan al Reino Unido más de 1.000 millones de libras al año.

El problema principal de las falsas alarmas es que impiden que se atiendan adecuadamente las alertas que sí son reales, de ahí la preocupación y la necesidad de atajar el problema. En definitiva, más allá del gasto económico, las faltas alarmas suponen un coste humano que no se puede eludir.

Falsas alarmas: también tienen coste para las empresas

Las falsas alertas a los bomberos tienen consecuencias también para los propietarios de los edificios y de los negocios ya que interrumpen sus actividades diarias. A menudo una alerta de, por ejemplo, un hotel o un centro comercial provoca la evacuación de los mismos, lo que comporta un perjuicio económico a los propietarios y un inconveniente a los usuarios. Dichas situaciones pueden hacer que los clientes dejen de usar el edificio o el negocio. ¿Un ejemplo? Un hotel que tiene frecuentes falsas alarmas durante la noche disuadirá rápidamente a sus huéspedes a repetir la reserva.

Pero, ¿qué causa las falsas alarmas?

Muchas falsas alarmas son causadas por estímulos que engañan a los sensores para que “piensen” que hay un incendio. Los humos de la cocina  de restaurantes y cocinas están entre los principales culpables. Los procesos industriales como la soldadura también pueden desencadenar falsas alarmas en las fábricas, mientras que el vapor de las duchas en las habitaciones de los hoteles suele ser otra causa común. En general, en todo tipo de entornos, el humo de los cigarrillos tanto tradicionales como eléctricos, el polvo e incluso los productos de limpieza pueden engañar los detectores para que informen automáticamente de un incendio.

La tecnología puede reducir las falsas alarmas

Los proveedores de alarmas y detección están utilizando tecnología cada vez más inteligente para ayudar a resolver este problema. Un informe reciente de la Asociación de Aseguradores Británicos (ABI) destacó los resultados de las pruebas hechas con dispositivos de un solo sensor y de varios sensores. ¿El resultad? Los dispositivos multisensor tenían una inmunidad mucho mejor a las falsas alarmas.

Los detectores multisensor pueden procesar una combinación de diferentes indicadores de la presencia de fuego, incluyendo calor, humo, monóxido de carbono y luz. Individualmente, estos son marcadores que suelen ser poco fiables, pero un dispositivo que puede detectar algunos o todos ellos es mucho más preciso.

Los nuevos sistemas inteligentes también se pueden calibrar para el entorno, aplicando el nivel de sensibilidad adecuado para detectar y filtrar los estímulos que puedan estar presentes sin riesgo de incendio. Estos pueden incluir el humo del cigarrillo o los vapores de la cocina.

Los fabricantes responsables de alarmas han desarrollado multisensores que pueden introducirse en los sistemas existentes, sustituyendo a los sensores individuales. Esto hace que sea más fácil y asequible para los propietarios de edificios adoptar esta nueva tecnología.

La tecnología nos ayuda a reducir las falsas alarmas

Con la tecnología ASAtechnology TM (ASA = Advanced Signal Analysis) y los sistemas de detección de Siemens instalados con la colaboración de nuestro socio Black Box Fire & Security es ahora posible detectar el fuego y el humo reales de forma temprana y fiable, filtrando las señales engañosas.

Lo confirman las pruebas de sensores realizadas por la Asociación de Protección contra Incendios (FPA) en nombre de la Asociación de Aseguradores Británicos (ABI) en una instalación de demostración de detectores de humo en el Colegio de Bomberos de Moreton, en el Reino Unido. Los estímulos probados fueron la soldadura, el vapor de una tetera, un pan tostado, la combustión de madera, la quema de heptano y la soldadura que encendió el heptano.

Se probaron cuatro modelos de Siemens. Había dos detectores de humo tradicionales y dos dispositivos inteligentes. Los dispositivos inteligentes fueron probados con diferentes configuraciones diseñadas para tres ambientes diferentes:

  • Respuesta sensible/rápida en entornos limpios (oficinas, dormitorios)
  • Respuesta media, adecuada para entornos cotidianos
  • Respuesta targetizada, donde la inmunidad a falsas alarmas es crítica (talleres industriales)

El informe descubrió que los dispositivos inteligentes eran más perspicaces y lentos para reaccionar a estímulos falsos como vapor o tostadas humeantes, sin comprometer la velocidad de reacción a las amenazas reales de incendio. Estas sencillas demostraciones muestran claramente los beneficios potenciales del uso de detectores inteligentes equipados con múltiples unidades de detección. También ponen de manifiesto que es importante que las configuraciones utilizadas se adapten cuidadosamente al entorno para garantizar tanto la inmunidad a las falsas alarmas como una respuesta rápida a las amenazas reales de incendio.