Melbourne es la segunda capital más grande de Australia y, aunque este honor es suficientemente representativo, se la conoce por otra cosa más relevante. Durante cuatro veces consecutivas, ha sido elegida como la “Mejor Ciudad para vivir” según la Economist Intelligence Unit (EIU). Ese estatus envidiable se ha logrado gracias a una planificación visionaria que pretende construir una urbe sostenible mientras se conserva su cultura autóctona.

melbourne

¿Cuál fue la motivación para hacer realidad este proyecto de ciudad? En 2009, la zona sufrió una de las peores épocas de incendios que se recuerdan y que causaron la muerte de 173 personas y la destrucción de 1.800 hogares. Además, fue uno de los años más calurosos de la historia con temperaturas que rozaron los 46ºC durante 10 días seguidos. Para hacer frente a estos problemas, el gobierno de Melbourne decidió que era hora de tomar una serie de acciones:

  •  Protección natural contra el calor: se utilizaron diversas medidas “verdes” como la recogida de aguas pluviales y la plantación de un total de 30.000 árboles urbanos que produjeran sombra y que hiciesen más llevadero el aumento de la temperatura.
  •  Renovación de infraestructuras: se invirtió gran parte del presupuesto público en la puesta en marcha de un plan para remodelar los edificios de la ciudad y volverlos más eficientes.
  •  Generación de energía renovable: gracias a la colaboración entre la distribuidora eléctrica Citipower y Siemens, se ha llevado a cabo el proyecto de “Smart Grid” con el objetivo de conseguir que el 25% de su electricidad provenga de fuentes renovables en 2018.

Un buen ejemplo de estas medidas podemos verlo en Federation Square, un espacio de 238.000 metros cuadrados a orillas del río Yarra, que cuenta con tecnología de Siemens y que ha reducido un 49% las emisiones de carbono y un 26% el uso total de agua. Además, gracias al agua de lluvia recogida y filtrada, se consigue refrescar la zona mientras una planta de biogás genera energía térmica a partir de los residuos orgánicos desechados en la zona. En resumen, el coste de electricidad se ha reducido en más de un 43%.

Todas y cada una de estas medidas han hecho que la segunda urbe más grande de Australia sea la mejor ciudad para vivir de todo el Mundo.

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